miércoles, 11 de febrero de 2009

Jaime Jaramillo Panesso




EL TANGO SERVÍMELO CON VINO

Jaime Jaramillo Panesso

Llegada la noche
Encubierta en generosa
Parla de amigos
Que lucen inteligente gracia
De la sonrisa y abrazo,
Pido la candela en copa,
el fosfórico vino
que viene a la mesa
en las manos Catalinas
de mesera La Dulce,
Lucelly La Limpia y cantora
Del Día y La tarde que me quieras.
Es el Málaga malagoso
Donde habla el sabroso
Destilado de las aguas terciarias de Escocia
O del trapiche de Fredonia.
Corre por entre los dedos de Fidel Restrepo
El sonido acongojado del fueye marcador
Del corazón anchuroso de Guillermo Henao,
Y del jugo salivar de Darío El Ruiz que paga
La cuenta en pesos colombianos.
¿Dónde están las milongas flaculentas y larguiparadas
De Jaime Ríos que dijo traerlas en su canasta ventral?
Sueña el soñador soñoliento de Luciano Londoño
Desde su lejano participio lunfardo con pasante
de guitarra grela y espiantosa.
Porte de pichucada
Y corte de dos por cuatro en la pupila
De César Arteaga.
El olor de comino en el puntiagudo dedo
De Jairo Álvarez que gardelianamente
Se resiste a lamer la cuchara directora
De un vals bajo el cielo de estrellas repujadas.
La ruta del tango es como el río
Que no tiene reversa
Ni fina catrera que retenga
La estirada pierna del arrugado bandoneón
De Alejandra Montoya, sentimental y canyengue.
Nada falta en la cuadrada mesa noctámbula
Y vinícola de la guardia vieja encomendada a José Rúa
El amurado conductor de una cumparsita
Con motor de pimienta y sal,
y el bisturí bohemio y mistongo de Pacho Duque.
Taconeando altivas Lucelly La Limpia, Catalina La Dulce
Y Natalia La Cobra que con sus ojos negros cobra.
Se empinan los codos gomías del Salón
Que Málagamente desparraman el vino
En las papilas de un tango reo.

......



Manos en el fuego

Un intelectual al estilo bohemio

Jaime Jaramillo Panesso

Medellín se hizo ciudad en los primeros cincuenta años del siglo pasado. El desarrollo de la economía cafetera, los servicios públicos domiciliarios como la energía eléctrica y el agua, el tranvía y el ferrocarril, los bancos, los talleres y la naciente industria, desbordaron la modorra de la Bella Villa que estuvo en manos de los clérigos, los comerciantes y los mineros. Entraba la modernidad y alrededor de la Gobernación y el Hotel Nutibara, símbolos de la ciudad, los ciudadanos laboraban y, en los espacios para el tinto, el perico y el pandequeso, comentaban los sucesos del día en los cafés y billares. En la esquina diagonal a la entrada de la Gobernación existía una sombrerería donde planchas calientes, hormas de madera y vapor de agua lavaban y moldeaban los sombreros de los varones, prenda común entre los habitantes. De sombrero y chaleco departían, en los bares de la carrera Bolívar, los periodistas y escritores de los diarios de la ciudad, El Correo, El Diario, El Colombiano, El Bateo. Entre ese grupo de personas se destacaron por su pinta y sus gracejos, por sus salidas irreverentes, los poetas populares León Zafir, Tartarín Moreira (seudónimo de Libardo Parra) y el Caratejo Vélez. León Zafir había nacido en Anorí, 1904. Su nombre de combate resulta de leer al revés Rifas Noel. Pero su nombre de pila era Pablo Restrepo López.
León Zafir hizo parte de un conjunto de intelectuales muy ligados al alma popular de la ciudad porque algunos de sus poemas fueron musicalizados como bambucos, pasillos o tangos que cantaron los principales duetos y solistas, bajo la composición musical de Carlos Vieco como en el caso de León Zafir, con títulos tan conocidos como Hacia el Calvario, Cultivando Rosas y Tierra Labrantía. Esas piezas musicales se escuchaban en las serenatas, en la naciente radio y en las cantinas del centro donde se debatían los asuntos del arte y la política, adornados con el aguardiente de caña gorobeta y con músicos trasnochadores. La bohemia signó a los intelectuales de la época que, además, tuvieron diferencias con otros círculos similares o literatos y poetas de distinto talante como León de Greiff.
León Zafir escribió algunos relatos de mitos populares con gracia y buena calidad literaria en un periódico, El Paisa, 1954.- “El Hueso de Gato Negro” es uno de ellos. Un huesito pequeño hizo parte del inventario de elementos que se cargaban en el carriel antioqueño. Se utilizaba para ganar las peleas, enamorar, ocultarse de los enemigos, salir de la cárcel, evitar las serpientes, protegerse de los duendes, los espantos y las ánimas en pena. Se obtenía así: se busca y atrapa un gato negro grande, se mete en un costal y se lo lleva al monte con una olla de aluminio. En agua hirviendo se cocina el gato hasta que no queden sino los huesos. Con los ojos vendados, el interesado va sacando de a uno y grita al viento “¿Este?”. Y una voz le dirá:”Ese no”. Se repite la pregunta hasta que la voz del monte dice: “Ese si es”. Se entierran los demás huesos y el señalado será el amuleto para toda la vida.
León Zafir narró que los secretarios del amor instalaban sus oficinas en las calles y parques de los pueblos. Uno de ellos que se hizo pasar por fraile, Fray Rodrigo Villalobos, se ubicó en la plaza de Cisneros con un aviso de servicios donde se ofrecía para escribir cartas a la amada, a la madre, al preso, al hijo huérfano. Y remataba con esta flamígera invocación: “¡Se incendian corazones! ¡Se apagan volcanes de celos!”. León Zafir murió en 1964.

4 comentarios:

  1. Muy bien doctor Jaime y gracias a Victor por el excelente blog con que nos está deleitando a los tangueros.

    Un abrazo,

    Roberto Uribe

    ResponderEliminar
  2. ! Bravo Dr. Jaime con ese poema ! muy agradable de leer como también su siguiente nota.
    Punto para Víctor.

    Gloria Vásquez

    ResponderEliminar
  3. Muchas gracias al Dr. Jaramillo. Y felicitaciones a Víctor por tan buena página.

    ResponderEliminar
  4. Muchas felicitaciones porque su forma de contarnos historias es exiquisita, verdaderamente nos deleita con sus escritos...Tambien mil gradcias por ilustrarnos sobre las historias que hacen del tango una forma de identificación de nuestro país.

    Saludos tambien al Dr. Victor desde Manizales

    ResponderEliminar